OZPINAREN SINDROMEA- El SÍNDROME DEL VINAGRE. 2017. 61′.Documental.
Sinopsis:
En Guatemala, un grupo de familiares busca a sus desaparecidos mientras, a miles de kilómetros, una mujer danza su dolor a través del Butoh.
Entre el pasado y el presente, mujeres organizadas, volcanes agitando cenizas.
Porque hay una lucha que siempre deja la sombra vencida.
Esta es una película de gente que lucha contra el síndrome del vinagre.
Título original: Ozpinaren Sindromea
Título castellano: El síndrome del vinagre
Género: Documental
Duración: 61′
Formato: HD – 1080p
Ventanilla: 16:9
Sonido: Stereo
Idioma: Euskera y Castellano
Subtítulos disponibles: Castellano
Año: 2017
País: España
Guión y Dirección: Pello Gutiérrez & David Aguilar Iñigo
Fotografía y montaje : David Aguilar Iñigo
Sonido: Pello Gutiérrez
Ayudante en rodaje: Cesare Maglioni
Producción ejecutiva: Mugen Gainetik
Producción: Zazpi T’erdi
Música original: Rebecca Lane, Armen Ra, Anorexorcist
Participan: Ainhoa Alberdi, Gustavo Chigna Walter Figueroa, Valentina Flores, Alberto Fuentes, Rebecca Lane, María Morales, Claudia Rivera, Rosalina Tuyuc, Maria Raquel Vázquez, Candy Veliz.
Premios:
- – MENCIÓN ESPECIAL DEL JURADO.49º Festival de Cine Documental Alcances
Festivales:
-15º Festival de cine y Derechos humanos de Donostia
-49º Festival de cine Documental Alcances
-Ciclo Docma Cineteca Madrid.
Clipping & Criticas.
Miguel Ángel Martín Maestro. Noshacemosuncineenorion. Ir al contenido
Ozpinaren sindromea. Necesario e impactante. Francisco Mesa. Diario Bahia de Cádiz. Ir al contenido
El síndrome del vinagre es el proceso degenerativo que afecta a las películas conservadas en acetato de celulosa cuando las condiciones de conservación son adversas. El síndrome afecta al soporte, y también a las imágenes, imágenes de ficción o documentales, que pueden llegar a desaparecer. Ésta puede suponer la desaparición de memorias pasadas, pero en ocasiones el síndrome del vinagre no sólo afecta al material, sino a las personas. En una ampliación metafórica de su concepto, muchos países del mundo funcionan como si el síndrome del vinagre se hubiera asentado en sus gobernantes para, recuperados espacios de libertad más o menos seguros, el olvido se asienta como cimiento que entierra crímenes del pasado sin justificación alguna. En un país gobernado por el caos, las mujeres resisten, al menos, para reivindicar el derecho a no olvidar y a ser escuchadas aunque molesten. Gutiérrez y Aguilar dan muestra de ello, y además con un sentido cinematográfico espléndido al rehuir el mero documental de testimonios y adentrarse en las corrientes internas que permiten relacionar vida y muerte, imagen y silencio, cine y memoria, todo es un círculo que, en un momento u otro, revierte al punto original. Que en ese recorrido se pierda la información sólo es responsabilidad nuestra.*
*Miguel Angel Martín
Las venas siguen abiertas.
Un extracto del artículo El “Descubrimiento” de América, de Eduardo Galeano
Con alegre impunidad, se reconoce oficialmente que han sido borradas del mapa 440 aldeas indígenas entre 1981 y 1983, a lo largo de una campaña de aniquilación más extensa, que asesinó o desapareció a muchos miles de hombres y de mujeres. La limpieza de la sierra, plan de tierra arrasada, cobró también las vidas de una incontable cantidad de niños. Los militares guatemaltecos tienen la certeza de que el vivió de la rebelión se transmite por los genes.
Una raza inferior, condenada al vicio y a la holgazanería, incapaz de orden y progreso, ¿merece mejor suerte? La violencia institucional, el terrorismo de Estado, se ocupa de despejar las dudas. Los conquistadores ya no usan caparazones de hierro, sino que visten uniformes de la guerra de Vietnam. Y no tienen piel blanca: son mestizos avergonzados de su sangre o indios enrolados a la fuerza y obligados a cometer crímenes que los suicidan. Guatemala desprecia a los indios, Guatemala se auto desprecia.
Esta raza inferior había descubierto la cifra cero, mil años antes de que los matemáticos europeos supieran que existía. Y habían conocido la edad del universo, con asombrosa precisión, mil años antes que los astrónomos de nuestro tiempo.
Los mayas siguen siendo viajeros del tiempo: ¿Qué es un hombre en el camino? Tiempo.